“Por ser instrumentos de conocimiento y comunicación, los símbolos hacen posible el consenso sobre el sentido del mundo, promueven la integración social.”
Pierre Bourdieu

Nueva Mirada reunía la mejor producción audiovisual del mundo, destinada a niños, niñas y adolescentes, en términos de calidad de contenidos y de realización cinematográfica. En ese contexto, tuve la oportunidad de descubrir el proceso de organización de un festival internacional: contacto con los realizadores de diferentes países, envío del material, traducción al idioma español y subtitulado, armado de la programación, organización operativa de las salas, etc. Aprendí muchísimo.
Al año siguiente, el equipo volvió a convocarme para colaborar con la participación de las escuelas en el festival y no dudé en sumarme una vez más.
Con el correr del tiempo, otros compromisos laborales me impidieron colaborar con nuevas ediciones del festival por razones de disponibilidad. Sin embargo, siempre valoré la experiencia por su calidad y compromiso con los derechos de los más pequeños y, en 2015, regresé con mis estudiantes de la Escuela de Enseñanza Secundaria Técnica de la Universidad Nacional de Quilmes (ESET-UNQ), en cuyo marco trabajaba como profesora de Prácticas del Lenguaje. Esbocé el proyecto y lo acerqué a mis autoridades y estudiantes de primer y segundo año, quienes no dudaron en sumarse con entusiasmo.

El proyecto presentado a la ESET-UNQ se denominó “Educar la mirada” y se propuso una serie de objetivos: realizar una introducción a la narración en el cine, efectuar una primera aproximación al lenguaje audiovisual y profundizar en la reflexión de los ejes temáticos abordados con cada grupo (violencia en el contexto escolar, derechos de los niños, niñas y jóvenes, buenos vínculos, etc.). Además, comprendió tres etapas:
Antes de la salida realizamos un trabajo práctico a modo de introducción a la narración en el cine y al lenguaje audiovisual.
Durante la salida nos reunimos en la escuela, desayunamos, viajamos en micro, disfrutamos las películas de la 14° edición del festival Buen trato. Por una Cultural de Paz, y regresamos a la escuela. Nos acompañaron la directora, un asesor y una coordinadora de grupo.
Después de la salida llevamos a cabo un segundo trabajo práctico de análisis de las películas en dos niveles diferentes, a saber: en el plano de la expresión y en el plano del contenido. También presenté a los directivos un informe de evaluación final, según lo requerido por la institución para las salidas educativas.
Si bien la diversidad de propuestas del programa hizo difícil la elección, finalmente opté por dos films:
Lola[1] (título original: Lola on the pea), película alemana, dirigida por Thomas Heinemann en 2014. Lola era una niña de 11 años y vivía con su madre en una vieja y hermosa casa flotante. Llevaba 2 años alejada de su padre, quien se había vuelto casi un extraño. Su madre volvió a conformar una nueva pareja con un veterinario llamado Kurt. Un día llegó un nuevo estudiante a su escuela: Rebin. Se trataba de un niño que, además de estudiar, debía trabajar duro para ayudar económicamente a su familia. Ambos se hicieron muy buenos amigos y vivieron innumerables aventuras entre los mundos de la niñez y la adultez.
Bello horizonte[2] (título original: Horizon beautiful), película sueca y etíope, dirigida por Stefan Jager en 2013. Un directivo de fútbol de la FIFA fue capturado por error en Addis Ababa mientras se encontraba en una gira promocional. Un chico de 12 años que vivía en las calles se erigió como su supuesto libertador, pero él tuvo un plan: conseguir un padrino de fútbol que lo convirtiera en un gran futbolista.
Tanto mis estudiantes como colegas disfrutaron el paseo educativo. Para algunos adolescentes incluso fue su primera salida a un cine y/o su primer visionado de una película por fuera del circuito comercial hollywoodense. De ahí el rol significativo que cumplen las organizaciones del sector social y las escuelas en la democratización del acceso a bienes culturales de alta calidad. Además, estas experiencias promueven el respeto a la diversidad debido a que resulta posible conocer realidades y universos simbólicos de lugares remotos e inimaginables, a través de relatos producidos por ellos mismos.
Nueva mirada discontinuó debido al desfinanciamiento sufrido durante la gestión macrista y, en 2018, Vellegia falleció a causa de una serie de complicaciones sucedidas tras una operación quirúrgica de bajo riesgo. Indudablemente, el festival dejó huellas en muchos pequeños y fue ejemplo para numerosos comunicadores y educadores en este camino hacia la ampliación de derechos.